En la confluencia entre la arquitectura y la escultura, nuestro proyecto colaborativo con el destacado escultor Adolfo Estrada da vida a una capilla única. Con vigas de madera a la vista, pintadas en un sereno blanco, y un suelo de microcemento que unifica el espacio, la capilla ofrece una atmósfera de serenidad y reflexión. El retablo, pintado con una paleta de colores pastel, crea una fusión armónica entre la forma y el color. Los elementos religiosos, de fina elegancia, aportan sobriedad al ambiente, invitando a la meditación en un espacio cuidadosamente ornamentado que busca elevar la espiritualidad de quienes lo visitan.